MIRADA SORELA

Sobrevivir a la propia obra. El caso Green

Apartado: Diálogos, entrevistas e invitados

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Foto realizada por Montse Morata

Entrevista / El escenario

Ya entonces no muchos lectores en España se acordaban o tenían muy en cuenta la obra de Julien Green, un escritor que vivió durante años la extraña (e incómoda) condición de clásico no tanto vivo como superviviente. Y sin embargo, con buen criterio EL PAÍS me envió a París a entrevistarlo, y mi rol no fue tanto el de entrevistador de escritores con motivo de un título más, como el de arqueólogo de un tiempo que ya se ha ido y del que hay que aprovechar los restos, testigo de una historia que está escribiendo su último capítulo.

Y ese es el resultado: Colgado de una entrevista, un retrato, un paisaje en segundo plano que a la postre, con el paso de los años, es lo que mantiene la viveza. Pues una vez descontadas sus evidentes refinamiento e inteligencia, las respuestas de Green configuran el paisaje intelectual hoy muy improbable de un autor casi secular que cumplía con los modernos, e imagino que incómodos para él, rituales del lanzamiento de un libro en estos días. Cumplida la hora pactada de conversación, dio por terminada la entrevista con los discretos pero eficaces modales de un chambelán. O mejor dicho, fue su chambelán el que lo hizo.

Pero lo que queda es un relato que tiene aún, creo, cierto interés. Virtudes de la entrevista en indirecto, que permite saltarse el diálogo contingente de actualidad y fijar en el tiempo una narración, un personaje, un escenario y un instante con entidad propias. El instante síntesis del final de casi un siglo.

Sin duda este personaje y este escenario fueron decisivos. Con el punto de melancolía o aire trágico que no sin misterio siempre tiene París, al menos para mí -tiene que ver con la luz, que cambia todo el tiempo-, el escenario de Green parecía hecho de encargo para una película sobre él. Histórica sin duda. Unas calles que se dirían del París de Balzac o mejor de Maupassant, un piso y un salón que muy bien hubiesen podido ser los de una embajada de las de antes de la guerra. De la Gran Guerra, quiero decir.

Ahora caigo, Julien Green parecía un personaje de una de las novelas de americanos en Europa de Henry James.

Hoy, de aquella entrevista guardo un recuerdo aéreo de no tanto  algo en carne y hueso sino de la lectura de un libro. Quizá lo fuese.