Cuidado: el primer momento de la escritura es el más importante de todos. Consiste en oír la historia, las más de las veces no contada por nadie, tan sólo una intuición fugaz dentro de nosotros. Y en tener el valor de escribirla como debe ser escrita, sin traicionarla. Por supuesto que la historia puede admitir cambios, incluso muchos. Pero la que no las admite es su alma, que sólo el escritor sabrá reconocer. (Y sólo él sabrá si ha sido fiel a ella.) Quizá sea eso lo más importante de todo: preservar ese coraje. Ese oído. Conservar la mirada afilada para reconocer las historias cuando aparecen, por lo general cuando no se las espera, y donde casi nadie las sabe ver. Y coraje para escribirlas.
MIRADA SORELA
Oir
Apartado: Sastrería
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