Para celebrar la salida de esta nueva página al nuevo mundo virtual he decidido regalar un libro, que durante un tiempo se podrá descargar tanto para tableta o e-book como en formato PDF. Y he elegido «Ladrón de árboles» porque ya es inencontrable, tanto en su edición mexicana como en la española. Eso ocurre con muchos más libros de los que la gente puede imaginar -sucede con la inmensa mayoría de las obras que se publican-, pero además yo considero a este uno de mis mejores libros, aunque a veces se haya visto ninguneado o mirado por encima del hombro por su condición de libro de cuentos. Y la gente le tiene miedo a los cuentos, he concluido, tal vez porque hay que hacer varias veces, en lugar de una sola, el esfuerzo de despegar y llegar a un nuevo país.
Es obvio que regalar un libro tiene, para un escritor profesional, innumerables connotaciones. Pero dejaré a otros este debate, que por lo demás bate fuerte, o lo hará, entre escritores, editores, libreros y otra gente del gremio. De momento me limitaré a sentir el placer de regalar algo -un placer con frecuencia más grande que el de recibir- y algo para mí muy valioso: en esta primera edición digital de «Ladrón de árboles» sólo se ha caído «Dos historias rebeldes» que, pese a ser aquel cuento en el que encontré un camino cuyo final no pienso conocer (véase el prólogo, también nuevo), se ha convertido en un cuento más bien enigmático. Lo que los demás no son.