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Con la polaca sonriente en el avión

Apartado: Dibujos | Escritores | Lecturas recomendadas por Sorela

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Más lecturas no obligatorias. Wislawa Szymborska. Traducción de Manuel Bellmunt Serrano. Alfabia, 2012.

Uno de los mayores misterios a los que me he enfrentado en estos días es por qué he leído Más lecturas no obligatorias en dos sentadas, en sendos aviones, y sin ninguna obligación: como suelo hacer, me había traído más lecturas, por si acaso.

Tratándose de crítica literaria, por ponerle un nombre, sólo me había sucedido algo parecido con los Prólogos con un prólogo de prólogos (Alianza) de Borges, que he leído con gran placer y subrayado más de una vez, y sí, también en trenes y aviones. Debe de ser porque se le parece.

He dicho crítica literaria pero no lo es. Quiero decir que en los ágiles, aunque nunca leves, textos breves de Szymborska no hay nunca una visible intención de establecer una verdad, ni fijar categorías, ni hablar de resultados, ecos ni premios como si la literatura fuese una olimpiada, ni de agrupar a autores en supuestas tribus, ni crear ismos o generaciones. Nada de eso ni nada por el estilo de lo que se suele auto adjudicar como misión lo que llamamos crítica literaria. Lo que hay es el espectáculo de una señora con una cultura realmente notable (como la de Borges), y no sólo clásica, que sin embargo por algún milagro de la alquimia y del cerebro ha conseguido conservar una especie de frescura primigenia, inocencia, curiosidad genuina, nada fingida, y sentido del humor, y que lee los libros con inteligencia, ausencia de prejuicios y generosidad, mucha generosidad, como una sabia que tuviese un espíritu muy joven. Una delicia.

En su día empecé a leer el primer volumen de lo que es ya una trilogía, Lecturas no obligatorias, pero perdí mi ejemplar y no lo volví a comprar sabiendo que con toda probabilidad reaparecerá algún día en la agitada vida de los libros en mi casa. Doy por supuesto que tanto ese como Siempre lecturas no obligatorias, el tercer volumen, están escritos con el mismo espíritu y talento.

Por lo visto al principio se trataba de escribir cada semana, por encargo de una revista literaria, comentarios sobre los libros un poco marginales que llegaban a la redacción. Poco a poco, con manifiesta destreza, Szymborska fue conquistando mayor autonomía, y los libros que comentaba no eran forzosamente los más pintorescos y periféricos, aunque tampoco los centrales que organizan la vida y polémicas de las sociedades literarias. Los del segundo volumen fueron publicados en los años 68 al 71 del pasado siglo. Y desde ediciones de El satiricón Gilgamesh, a otras como Obras maestras del Medievo francés Los problemas sicológicos de las ilustraciones infantiles, uno se queda boquiabierto sobre la calidad y sofisticación de los libros que se publicaban en la Polonia (todavía comunista) de entonces.

Además del gusto, lo que ha acompañado mi lectura son dos o tres irritantes estupefacciones: ¿Dónde se publican hoy libros sobre La antigua novela corta italiana Las cartas de amor de los antiguos polacos? ¿Dónde han ido a parar los posibles lectores de esos libros, que sin duda existían aunque no agotasen las tiradas? ¿Y las revistas que encargan a poetas como Wislawa Szymborska (fallecida en 2012) cultos, ingeniosos, libres y siempre sonrientes comentarios sobre ellos? ¿Y las Wislawas Szymborskas capaces de escribirlos? Seguramente existen pero yo, en mi infinita ignorancia, las desconozco.

Y lo que tampoco termino de comprender es por qué leo estos breves textos de Szymborska y de Borges de preferencia en los aviones.

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